Un par de días antes de la navidad de 1985, Martín Kippenberger se tomó un avión a Brasil, a pasar una temporada recorriendo el Nordeste en compañía de amigos. A su regreso a Europa, presentó una serie de pinturas inspiradas en las culturas rituales y la taumaturgia nordestina: había quedado fascinado con los manejos escultóricos para conjurar la chuva do dinheiro, la abundancia, llamando a la orixá Oxum, reina de las aguas dulces. En artistas como Marcel Duchamp, Liliana Maresca y Lil Wayne, la búsqueda de liquidez financiera es un motivo cómico, que tiene relaciones con la mafia, la fiesta y la mentira. Con ilustraciones de María Guerrieri.