Una sopa envenenada, una presunta muerte y un informe desaparecido son solo pretextos para dar inicio a este magistral relato que, con la aparente simpleza que esconde la escritura de Noé Jitrik, revela un lugar desconocido.
Un nuevo plano de la literatura -¿un ser, un narrador?- se crea a partir del punto de vista único testigo que solo alcanza a ver lo que ocurre -¿en escena?- y no más alla´, que es incapaz de actuar o de hacer que los otros actúen.
La vuelta incompleta gira sobre los mecanismos de su propia narración mientras recorre los sótanos de la democracia, la atrocidad de la dictadura y las cicratices que dejan los intentos de hacer de este mundo un lugar mejor.