Este ciclo de relatos contiene algo extraordinario que puede convertir el acto de lectura en una experiencia insólita. Es una advertencia y también una invitación a cruzar este umbral hacia la escritura de Luis Chitarroni. Que toma en estos cuentos una forma cíclica, donde el error y el concepto del continuo son parte del propósito, de las circunstancias y la relación entre los personajes. Algunos de ellos, que ya han aparecido en las novelas Peripecias del no y en El carapálida (también editadas por interZona), dejan verse o reflejarse nuevamente en La noche politeísta. Como toda pieza de un círculo esta serie puede tanto ser un buen comienzo como un buen final para quién se atreva a aventurarse en el universo narrativo de Chitarroni.
“Nos llegó a todos el rumor, nadie sabía dónde ni quién lo había generado, de que la noche era politeísta porque –porque precisamente, decían– había sido manipulada, prestidigitada. Había habido, inicial, un desbarajuste de tiempo, un desmoronamiento; después, recién después, era comprensible”.