El misterio y la sutileza desprendidos del haiku parecen provenir de su capacidad para designar, a través de la brevedad del instante, algo que sucede de una vez y para siempre. Ese gesto propio del niño que señala, con la rotundez del asombro, su descubrimiento del mundo natural que lo envuelve: ¡sí!; son las estaciones del año, la melodía del agua, el matiz de colores, la naturaleza como jaula del grillo…
En este libro, el poeta Arturo Carrera nos brinda traducciones de los más destacados compositores japoneses de haikus, versiones modeladas a través de ejercicios de lectura y de dominio de ese alfabeto misterioso que entreteje sensaciones y ensoñaciones. Ejercicios que, a fuerza de someterse a la pequeñez y el rigor de esta forma poética, derivan en el impulso creador de versos capaces de transmitir los sentidos que algún monje y poeta japonés volcaba con pincel y tinta sobre un lienzo, reflejando esa devoción experimentada hace más de cuatro siglos por la transparencia del mundo y su naturaleza, y que aún hoy nos interpela con la misma potencia.